La exposición Mental Tribe en Tagoror de Paula Calavera es un viaje en el tiempo y una exploración radical de la identidad canaria contemporánea. En esta serie de lienzos en gran formato, donde los colores acrílicos neón vibran con intensidad sobre cada pieza, la artista nos transporta a un mundo donde la historia ancestral se encuentra con las nuevas expresiones de la cultura alternativa. Inspirada en una visión que la artista tuvo en una conversación con su amiga Patrilo, la obra central de la exposición nos presenta al Bimbape, transportado a una rave en las cuevas del sur de la isla en pleno siglo XXI.

El Mencey, iluminado en estos colores fosforescentes, observa el trance colectivo de los asistentes y se maravilla, reflexionando: “Esta es la auténtica canariedad”. Paula Calavera imagina cómo los antiguos habitantes de las Islas, se integrarían en el tejido cultural actual, trazando conexiones entre el pasado y la juventud contemporánea.

Las obras de gran formato invitan al espectador a sumergirse en esta experiencia multisensorial, donde el poder evocador de los colores sumerge al mencey y a los asistentes en un paisaje ancestral y futurista a la vez. El espectador se ve rodeado de personajes que pertenecen a los kinkiyatos, grupos de jóvenes raveros que se identifican con los distintos pueblos y reinos de las islas.

A través de estos personajes, cada uno asociado a un animal, símbolo o elemento de la iconografía prehispánica, Calavera construye una narrativa visual que reivindica una identidad canaria plural y en evolución. En cada lienzo, los colores fluorescentes y las composiciones en gran escala logran una fusión singular entre lo arqueológico y lo contemporáneo: los kinkiyatos de Paula Calavera no son simplemente jóvenes disfrazados o caricaturas de un pasado mitificado, sino seres que, como los antiguos canaris, bimbapes, guanches, auritas, gomeritas o mahos, han hecho de los espacios naturales de Canarias un territorio de resistencia y expresión.

Cada escena captura momentos de celebración, pertenencia y resistencia, donde el pasado y el presente se integran en una narrativa de comunidad y memoria. Las máscaras, los amuletos, y los tatuajes que evocan a la fauna y flora endémica de las islas, se ven intensificados, evocando un sincretismo de épocas y elementos. Los cuerpos en movimiento y el entorno natural de cuevas y barrancos inmortalizan esta experiencia en una serie de piezas donde el tiempo parece disolverse.

Mental Tribe en Tagoror no solo es una exploración visual de la canariedad, sino una declaración cultural y política: una invitación a imaginar un futuro donde el arraigo y la evolución son compatibles, donde tradición y modernidad conviven en colores brillantes y formas contundentes. (Texto de Beatriz Roca)