Desarraigo. No lugar.

Rima Čiplytė

8 de febrero – 11 de marzo

La exposición nos invita a recorrer un testimonio visual de aquellos momentos de fragilidad de la identidad y del constante juego entre la pertenencia y la ausencia. A través de las obras, se exploran los complejos sentimientos de quienes, por diversas razones, han tenido que dejar atrás lo conocido, enfrentándose a la incertidumbre de un futuro incierto y, a menudo, doloroso. Aquí, la nostalgia no es sólo un recuerdo distante, sino un peso constante que acompaña a cada paso: la memoria de un hogar que ya no existe de la misma manera.

Las piezas, llenas de emoción cruda, nos hablan de un sentimiento profundo de no pertenecer, de no saber si el lugar donde nos encontramos es realmente nuestra casa, o si alguna vez podremos encontrarla. Hay una contradicción inquietante en el deseo de regresar a lo perdido, pero a la vez el miedo de que el regreso ya no sea posible. En las obras se siente esa tensión entre el querer volver y el saber que volver sería también perderse a uno mismo en el proceso.

A través de metáforas visuales, las maletas y las casas se convierten en símbolos de un peso que va más allá de lo físico: son la carga emocional de quienes cargan no sólo con pertenencias, sino con historias, con heridas que pocos entienden. Los viajes que se presentan no son aventuras llenas de emoción, sino trayectos cargados de incertidumbre, donde el vacío se convierte en un compañero constante. Cada pieza refleja la lucha por adaptarse a lo nuevo mientras se arrastra el dolor de lo perdido.

La exposición no solo habla de la distancia entre lugares, sino también de la distancia emocional entre quienes se quedan y quienes se van, de los puentes rotos entre las culturas, de la falta de comprensión que se siente cuando otros no conocen ni pueden comprender lo que se ha dejado atrás. En ese espacio de incomodidad, de no saber si se está perdiendo o ganando algo, se abren preguntas sobre la identidad, el lugar al que realmente pertenecemos y, sobre todo, sobre cómo encontrar la fuerza para seguir adelante sin olvidar lo que nos formó.
En su conjunto, esta muestra nos invita a reflexionar sobre el doloroso proceso de perder y adaptarse, de la tristeza silenciosa que acompaña a quienes viven entre dos mundos, siempre buscando ese refugio intangible llamado hogar.

 

La exposición